Desde hace mucho tiempo, el ser humano ha considerado la inteligencia como la cualidad con el mayor impacto positivo en la vida de las personas, es decir, en su éxito tanto en la vida como en el trabajo. Se han invertido numerosos años y recursos en investigaciones científicas para confirmarlo, y aunque es innegable que la inteligencia es uno de los factores que influyen en el desempeño laboral y académico, existe otro factor que posiblemente influye aún más en el éxito en la vida y en el trabajo. Esta cualidad, que permite comprender tanto a uno mismo como a los demás, se denomina inteligencia emocional y es responsable del 80% de tu éxito, tanto en el ámbito laboral como en el personal. Esto se debe a que constantemente te enfrentas a estados emocionales, tanto los tuyos como los de las demás personas.
Neurociencia y cognición
En psicología, en términos simples, se han identificado dos estructuras principales. La mente racional, mediada por la corteza prefrontal, se encarga de funciones como la planificación, la organización y la toma de decisiones, entre otras. Por otro lado, la mente emocional, encargada de interpretar lo que sucede en tu entorno a través de las emociones, está mediada por la amígdala, el hipocampo, el sistema límbico y otras estructuras (aunque existen más estructuras y funciones, para simplificar, solo mencionaré estas dos).
Durante mucho tiempo, se consideró al ser humano como un ser racional; sin embargo, tanto la evidencia empírica como científica indican lo contrario. La gran mayoría de las decisiones que tomamos están influenciadas por nuestras emociones. Aunque es cierto que el razonamiento interviene en determinados momentos, no es evidente que tomemos decisiones «razonables» todo el tiempo. Esto ocurre porque, dependiendo del nivel de intensidad que provoca una emoción, mediada por el «sistema límbico», a veces se sobrepone a la estructura encargada del razonamiento, la «corteza prefrontal», lo que da lugar a los denominados «impulsos». Sin embargo, la «corteza prefrontal», encargada de la «inhibición», en ocasiones logra captar lo que las emociones intentan comunicar y retiene los «impulsos». Es mediante este proceso que puedes llegar a tomar decisiones más asertivas. En definitiva primero sentimos y luego razonamos.
Cuando la mente racional y la mente emocional se comunican de forma adecuada, se denomina inteligencia emocional. La buena noticia es que es algo que se puede trabajar y practicar, y es ideal hacerlo, ya que contribuye en mayor medida al bienestar personal y social que la inteligencia en sí misma.
Inteligencia emocional definida
La inteligencia emocional podría definirse como la habilidad de comprender nuestras propias emociones y los estados emocionales de los demás, así como comprender cómo influyen en nosotros mismos y en los demás. Esto implica comprender, utilizar y gestionar nuestras propias emociones de manera que reduzcan el estrés, faciliten una comunicación efectiva, fomenten la empatía con otras personas, ayuden a superar desafíos y reduzcan conflictos.
¿De donde surge la inteligencia emocional?
El término «inteligencia emocional» fue popularizado por el psicólogo Daniel Goleman en su libro del mismo nombre, «La Inteligencia Emocional». Este término se ha convertido en un fenómeno cultural y ha ampliado nuestra comprensión de lo que consideramos inteligencia, ya que el concepto convencional tiende a pasar por alto la comprensión y gestión de las emociones.
Daniel Goleman tomó el término del autor y psicólogo Howard Gardner, quien introdujo la teoría de las inteligencias múltiples, que incluyen:
- Corporal-Kinestésica
- Interpersonal
- Lingüístico-Verbal
- Lógico-Matemática
- Naturalista
- Intrapersonal
- Visoespacial
- Musical
Aunque la teoría de las inteligencias múltiples ha perdido cierta credibilidad y validez en la literatura científica, señaló dos elementos fundamentales que componen la inteligencia emocional.
Inteligencia intrapersonal: implica entender y comprender las propias emociones, tenerlas en cuenta al momento de tomar decisiones y ser capaz de regular las emociones según la situación.
Inteligencia interpersonal: implica entender y comprender las emociones de los demás y tener la habilidad de reaccionar según el estado anímico de los otros.
La inteligencia emocional, según Goleman, está compuesta por cuatro elementos diferentes que se profundizarán a lo largo de este artículo. Pero, en esencia, son:
- Autoconciencia
- Autorregulación
- Empatía
- Habilidad social
Finalmente, vamos a explorar algunas herramientas prácticas para desarrollar la inteligencia emocional, tanto para que se refleje en tu vida personal como profesional.
Elementos de la inteligencia emocional
Autoconciencia
Autoconciencia se refiere al conocimiento de nuestros propios sentimientos y emociones. A menudo, como reacción impulsiva a lo que sucede a nuestro alrededor, actuamos de manera impulsiva. Como lo denomina Daniel Goleman, te conviertes en un esclavo de la pasión. La razón por la que esto ocurre es porque careces del conocimiento de cómo te hace sentir una determinada situación o cuál es tu estado emocional en un momento dado. Es importante saber que lo que sientes interviene en alrededor del 80% de tus decisiones y en tu comportamiento, por lo cual es imprescindible que monitorices tu estado emocional. Por ejemplo, si explotas y te vuelves agresivo e insultas a tu pareja o a tu jefe, probablemente no hayas tomado conciencia de que lo que sucedió te hizo enojar. Recuerda siempre preguntarte: ¿Qué es lo que siento? y ¿Por qué lo estoy sintiendo?
Autorregulación
La autorregulación implica reflexión y control de los sentimientos para evitar respuestas impulsivas. Existen emociones positivas y negativas, no por ser buenas o malas, sino por su asociación con lo agradable o desagradable. Reaccionar impulsivamente a emociones positivas puede ser excesivo, y a emociones negativas, contraproducente. Comprender tus sentimientos es esencial para regularlos. La autoconciencia precede a la autorregulación.
Para dominar este proceso, sigue estos pasos: primero, identifica lo que sientes. Luego, comprende el mensaje de la emoción. Por ejemplo, la ira podría señalar la necesidad de resolver conflictos. Finalmente, usa este conocimiento para tomar decisiones informadas.
La autorregulación te ayuda a evitar impulsos perjudiciales y a trabajar hacia tus metas a largo plazo. Con este enfoque, gestionarás mejor tus emociones, promoviendo relaciones saludables y una toma de decisiones más efectiva.
Empatía
La empatía es la capacidad de entender las emociones de los demás en un contexto social. Esto implica comprender sus sentimientos, motivaciones y estado emocional general. Detectar estas emociones generalmente es un proceso intuitivo, aunque puedes observar el lenguaje corporal, gestos, miradas y tono de voz para obtener pistas. La empatía es esencial para tener interacciones auténticas. Por ejemplo, es molesto cuando alguien muestra alegría excesiva a una persona triste o enojada sin reconocer sus sentimientos. Siempre debes preguntarte: ¿Qué siente la otra persona y por qué lo siente? La empatía te ayuda a conectar de manera más genuina con los demás y a adaptarte a sus estados emocionales, lo que promueve relaciones más sólidas y respetuosas.
Habilidad social
Tener habilidad social implica tratar y comunicarse con sensibilidad, considerando las emociones de los demás. La empatía es fundamental para ello, ya que cada interacción genera emociones diversas. Pueden ser fluidas y agradables o desagradables, pero lo esencial es cómo respondemos. En situaciones agradables, disfrutemos; en desagradables, no empeoremos la situación. Mantener relaciones saludables es clave. Ante conflictos, busquemos soluciones en lugar de tener razón, y en conversaciones aburridas, cambiemos de tema. La habilidad social radica en adaptar nuestras respuestas para construir relaciones positivas, priorizando el bienestar de todos.
Inteligencia emocional en la práctica
Aunque la inteligencia emocional parece tener un componente innato y genético, también se puede trabajar y desarrollar. El trabajo de la inteligencia emocional busca generar una relación más equilibrada entre la razón y la emoción, ya que esta habilidad tiene un impacto significativo en el trabajo y en todas las relaciones, ya sean sentimentales, familiares o laborales. Algunos de los beneficios de trabajar en la inteligencia emocional incluyen:
- Mejora de las relaciones interpersonales.
- Toma de decisiones más informadas y asertivas.
- Gestión del estrés, ansiedad y las emociones en general.
- Regulación de los impulsos y el comportamiento.
- Desarrollo de habilidades de liderazgo.
- Mejor éxito en la consecución de metas.
Trabajo de autoconciencia y autorregulación
Para desarrollar la inteligencia emocional, es esencial cultivar el autoconocimiento, practicar la atención plena y fomentar la adaptabilidad. El autoconocimiento implica reconocer tus fortalezas, virtudes, talentos y áreas de mejora. La atención plena te ayuda a identificar lo que te motiva y lo que te resulta placentero, así como a reconocer los desencadenantes emocionales, como temas sensibles de conversación o emociones que te llevan a reaccionar impulsivamente, como el enojo o el aburrimiento. La adaptabilidad consiste en comprender que tu estado emocional en un momento dado puede influir en tus reacciones emocionales. Por ejemplo, si te despiertas sintiéndote alegre, es más probable que te relaciones de manera cálida. Sin embargo, si te levantas enojado, es más probable que reacciones de forma irritable. Reconocer estas emociones te brinda conciencia y te permite tomar decisiones más informadas y asertivas.
Trabajo de empatía y habilidad social
La clave del éxito personal y profesional radica en tres habilidades esenciales: la escucha activa, la asertividad y la capacidad de retrasar la gratificación. Escuchar activamente implica prestar atención a las palabras y gestos de los demás para comprender sus sentimientos. La asertividad te permite ser auténtico al expresar tus propios sentimientos mientras consideras los de los demás. Por último, retrasar la gratificación significa posponer la satisfacción instantánea para perseguir metas a largo plazo. Sacrificas distracciones inmediatas por recompensas futuras, como trabajar en proyectos importantes antes de disfrutar de actividades placenteras. Esta disciplina impulsa la eficiencia y el logro de tus objetivos a largo plazo. En resumen, para el éxito, practica la escucha activa, sé asertivo y aprende a posponer la gratificación, manteniendo el enfoque en tus metas más importantes.
Conclusión
Para concluir, el desarrollo de la inteligencia emocional es imprescindible tanto en el ámbito personal como profesional. Lo bueno es que se trata de una habilidad que puedes perfeccionar con la práctica. Recuerda siempre monitorear lo que sientes y cómo cambia a lo largo del día. Escucha lo que tus emociones te indican acerca de tu entorno y cómo puedes utilizar esa información para desenvolverte con mayor agilidad. Presta un interés genuino a las personas y descubre cómo se sienten en cada momento. Usa tanto tu estado emocional como el de los demás para sacar el máximo provecho de tus relaciones. En resumen, es crucial adquirir conciencia de tus emociones y las de los demás para aprovecharlas a tu favor y al de los demás, en lugar de permitir que jueguen en tu contra.
¿Cómo llevarlo a la práctica?
Ten en cuenta continuamente descubrirte a ti mismo y conocerte cada vez más. Estás en constante evolución, pero es extremadamente útil sentirte familiar contigo mismo. Considera aquellas cosas que disfrutas y te llenan, así como aquellas que no son de tu agrado ni te satisfacen. Recuerda que tus emociones te brindan la oportunidad de adaptarte a tu entorno siempre y cuando entiendas lo que te quieren decir y las decisiones que tomas al respecto. Practica escuchar activamente a las personas, busca entender a los demás antes de buscar ser entendido. De este modo, aprendes a ser más asertivo con respecto a lo que sientes y lo que los demás sienten, una habilidad de un auténtico líder. Finalmente, ten en cuenta tus objetivos personales y profesionales para identificar distracciones y aquello que interrumpe tu camino hacia tus metas. Retrasa la gratificación que te ofrecen las distracciones y continúa avanzando.
Procura practicar las diferentes habilidades de cada cuadrante y te convertirás en un verdadero experto en la inteligencia emocional. No olvides dejar un comentario con algún tema que te gustaría que profundice. Espero que esta guía te haya sido de utilidad.
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